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Mensaje por La Madrina Jue Sep 08, 2016 3:40 pm
Archiduque


Los archiduques son los de más alto rango de la Creación, cercanos al propio Lucifer, los cinco archiduques que escogió el Lucero del Alba para comandar sus legiones en la guerra contra los Cielos. Estos temible ángeles (Belial, Abadón, Dagón, Asmodeo y Azrael) controlaban cada uno un quinto de la hueste infernal, y se repartían todo el planeta. Cada archiduque poseía un poder absoluto sobre millones de almas, tanto humanas como caídas, y decenas de millones de kilómetros cuadrados de tierra virgen.
Los cinco archiduques se desvanecieron en cierto momento posterior al apresamiento en el Abismo, sacados del Infierno por fuerzas que resultaban desconocidas para los caídos. Tras su desaparición, muchos poderosos duques pelearon por su puesto como líderes de los caídos, pero sus esfuerzos sólo consiguieron dividir aún más las lealtades de la hueste infernal. Hasta la fecha, ningún demonio huido se ha atrevido a reclamar para sí el título de archiduque, sin duda consciente de que una arrogancia tal concitaría el desafío de todos los tiranos de su pretendido dominio.

Duque

Durante la Guerra de la Furia, caa archiduque era servido por un consejo de duques de confianza que actuaban como sus lugartenientes y gobernaban los mayores cuerpos de la legión. Estos ángeles comandaban a cientos de miles de caídos y custodiaban a un número equivalente de mortales a lo ancho de continentes enteros. Con la desaparición de los archiduques, estos demonios son los caídos de mayor rango que quedan en el Abismo, y sus luchas por el poder se han hecho aún más intensas tras el paso de la gran Vorágine.
Hasta la fecha, ningún demonio suelto en la Tierra tiene el poder y la autoridad suficientes para reclamar el título de duque, aunque para los muchos barones presuntuosos que se desperezan sobre la faz del planeta, eso es solo cuestión de tiempo.

Barón

Durante la guerra, las numerosas brigadas de cada legión eran dirigidas por los barones de la hueste, cada uno al mando de decenas de miles de ángeles rebeldes y miles de kilómetros cuadrados, más las masas de humanos que vivieran en ellos. En el momento álgido de la guerra, había cientos de barones sirviendo en la hueste original, y éste fue el mayor rango que experimentó cambios en sus filas durante la conflagración bélica. Los barones que sobrevivieron a la guerra permanecen atrapados en el Pozo pero en varias grandes ciudades como Londres, París, Los Ángeles o Nueva York, uno o más demonios han asumido este título por derecho de conquista. Estos nuevos barones suelen disponer de un séquito personal de diez o más caídos, y poseen la lealtad de hasta cincuenta o setenta y cinco demonios más dentro de los límites de una ciudad y sus suburbios; aún muy lejos de las glorias de antaño, pero pese a ello un formidable dominio para los tiempos desesperados que corren.

Lord Feudal

Durante la guerra, los señores feudales dirigían cada uno de los numerosos batallones de las legiones, y daban órdenes a centenares de ángeles sobre cientos de kilómetros cuadrados de terreno, incluidos las fortalezas demoníacas y los asentamientos humanos que contuvieran. Los lores feudales estaban más cerca de los caídos de a pie en los asuntos cotidianos, y llenaba el vacío que quedaba entre los rangos inferiores de lores y caballeros y las jerarquías superiores de barones y duques, por lo que a menudo actuaban como enlaces y consejeros entre unos y otros. Ninguno de los señores feudales supervivientes ha logrado escapar todavía del Pozo, aunque hay gran cantidad de caídos por todo el mundo que usurpan ese título, ya sea como recompensa por apoyar la autoridad de un nuevo "barón" en una gran ciudad, o por subyugar a cierto número de lores menores y hacerse con el control de una ciudad de mediano tamaño o de un grupo de pequeños pueblos o localidades. Un Lord feudal normalmente dispone de un pequeño séquito de ocho o diez caídos y posee la lealtad de entre quince y veinticinco demonios más dentro de su esfera de influencia.Los señores feudales suelen ser además lores de una zona en particular de su dominio, lo que les convierte en primeros entre iguales de los señores de la región. Esto significa que los lores feudales suelen duplicar sus tareas tanto como lores de una zona como señores de toda una región. Por ejemplo, el lord de la mayor ciudad de la comarca puede ser también el señor feudal de la misma. Además, esto implica que para lo lores ambiciosos siempre existe la posibilidad de convertirse en señores feudales, sobre todos i logran el suficiente apoyo en su región.

Lord

Los lores componen la espina dorsal de la clase gobernante de los caídos. Durante la guerra, la mayoría de los señores comandaban una compañía de algunos cientos de ángeles rebeldes, y cierto número de fortalezas y atalayas que cubrían un territorio equivalente al de un país pequeño. Actualmente, casi todos controlan poco más que una única ciudad o una serie de pequeños pueblos. La corte infernal de cada lord es el centro de actividad de los caídos de esa zona. El lord mantiene el orden dentro de los límites de la corte y se encarga de asuntos tales como aplicar los edictos de sus superirores, integrar en la corte a los demonios recién retornados, enfrentarse a los renegados y a los posibles enemigos, y administrar los recursos de la corte. El señor consigue esto con la ayuda de sus cinco ministerios y con cierto número de criados y subalternos de confianza. Un lord típico del mundo de tinieblas moderno poseerá un reducido séquito de hasta cinco caídos, y tiene al mando diez o quince fieles demonios dentro de su esfera de influencia. Desde el advenimiento de la Vorágine ya han escapado del abismo un puñado de lores caídos, y muchos otros caídos de rango inferior han adquirido esa condición tras logar su libertad, lo que ha dado origen a decenas de ínfimos feudos repartidos por todo el planeta.
Aunque los lores infernales poseen una considerable cantidad de poderes dentro de su dominio, frecuentemente deben también fidelidad a la corte de un demonio más poderoso de su zona, lo que quiere decir que muchos señores soportan un escrutinio casi constante, y deben realizar bien sus tareas o en caso contrario su señor feudal puede decidir sustituirle. Los lores de las zonas menos importantes suelen tener más libertad, pero a la vez menos recursos y menos prestigio dentro de las cortes infernales.

Caballero Negro
El rango inferior dentro de la clase gobernante de los caídos es el de caballero negro, demonios que se han distinguido por encima de la masa en virtud de su habilidad y heroísmo en el campo de batalla. Los caballeros negros son normalmente los vasallos principales de los lores, dirigen pequeñas bandas de demonios y controlan los bastiones y asentamientos del dominio, aunque también es común encontrarles sirviendo como campeones en los séquitos de nobles de rango superior. También pueden controlar pequeños dominios por su cuenta, como un barrio o distrito en particular, o pueden encargarse de cierto tipo de asuntos dentro del dominio de su lord, como instruir a los soldados, mantener el orden, aplicar sus decretos y otros deberes por el estilo. El lord nombra a su voluntad nuevos cabaleros de entre las clases bajas de los caiods, y este nombramiento suele usarse como recompensa prometida por servir fielmente.
La mayoría de los caballeros negros tienen a sus órdenes a un puñado de criados, aparte de los territorios que se les haya encomendado y en tiempo de guerra su señor les puede colocar al mando de grupos mayores de caídos y aliados humanos.
El señor dicta los deberes del caballero, aunque muchos de ellos deben servir además en los diversos ministerios que ayudan a administrar la corte. A pesar de que los caballeros había sido casi siempre líderes de tropas y gobernadores militares durante la guerra, actualmente tienen muchas otras obligaciones. El uso directo de la fuerza es poco habitual en las cortes, así que los caballeros que se desenvuelvan bien en los juegos sociales y políticos lo tienen mucho más fácil para ascender.

Por debajo de esto solo quedan el estado llano, Los demonios comunes.
La Madrina
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